La compensación en el trabajo ya no se restringe a un salario, esas eran otras épocas sin duda. Hoy cada vez más el talento humano busca distintas maneras de ser retribuido por su entrega a una empresa, se habla de salario emocional. ¡Sea creativo para darle a las personas motivos para estar bien y quedarse en su organización!

Vamos al pasado. Imagine cómo trabajaban los obreros en las fábricas por un salario mínimo, cumpliendo estrictas jornadas, con restricciones para casi cualquier cosa, obedeciendo a sus superiores sin cuestionamiento y bajo prohibiciones como conversar con los compañeros y por supuesto reírse. El mundo laboral definitivamente ha cambiado e incluso el avance tecnológico ha dado a lo más importante el lugar predominante: las personas y su bienestar.

Hoy casi nadie está satisfecho solamente con un sueldo. Por eso el salario emocional también significa que la gente trabaje a gusto y tranquila, que sus labores y el reconocimiento del equipo empoderen su autoestima y el devenir de su plan de carrera profesional. Compensar abarca esparcimiento, herramientas para equilibrar la vida laboral y la personal, y un sinfín de posibilidades. Por eso, acérquese a las personas que trabajan con usted, conózcalas, pregúnteles acerca de sus necesidades y entienda que compensar bien es un gana-gana para el empleado y la organización.

Existen organizaciones que optan por ofrecer un salario emocional desde la formación y la capacitación. Tenga en cuenta que aprender es un regalo invaluable para cualquiera, sea en forma de cursos, actualizaciones, talleres, diplomados o maestrías. Este tipo de compensación ahorra tiempo y recursos a futuro, representa productividad y genera un buen clima laboral. Además, cuando la gente explota sus potenciales y mejora sus conocimientos, se incrementa el talento al interior de la empresa. ¿Qué más ganancia?

El desarrollo es una de las mejores y más provechosas inversiones en el corto y largo plazo para las empresas y las personas. La capacitación del personal impacta no solo en el desempeño y la productividad, sino en los estándares de calidad de productos y servicio, pero ¿a través de qué se invierte en desarrollo? Seguramente usted al igual que yo nos hemos hecho esta pregunta muchas veces y lo peor de todo es que hemos tenido la respuesta casi enfrente de nosotros. Para explicarme un poco mejor, voy a darle el resumen de pequeñas conversaciones que he tenido con conocidos y amigos al respecto.

Un amigo muy cercano me contó hace poco, que estaba cursando un MBA en una importante universidad estadounidense, patrocinado por la empresa en la que trabaja (Su empresa ha vendido con el lema de la felicidad miles de gaseosas en el mundo). Otro conocido me contó que en su lugar de trabajo (el explorador web más grande del mundo mundial) aprendió nuevas habilidades a través de un canal exclusivo en el que los empleados se enseñan cosas unos a otros.

Una de las empresas de tecnología, a la que tuve la oportunidad de brindar asesoría recientemente, realiza concursos y convocatorias para premiar el emprendimiento e innovación de sus empleados. Los premios varían desde un monto de capital semilla o inversión para el desarrollo de startups.

Cuando le conté a mis familiares que quería hacer este blog, uno de ellos muy emocionado me dijo que podía llevar a su oficina, a Vanille (una cachorrita alaskan malamute) y cuando Vanille y las otras mascotas iban a la oficina era el mejor día de la semana para todos. Investigué un poco más y descubrí que en Colombia ya hay varias empresas que en sus jornadas incluyen un espacio “Pet Friendly” para que mascotas y amos puedan estar juntos en el trabajo.

El mejor ejemplo de todos fue el que me dio uno de mis ex jefes, quien muy sorprendido me explicó que en su empresa hay “salitas de juego” (como él les llama), es decir, espacios disponibles en cada piso de su edificio de 7 pisos en los que hay televisores, consolas, neveras llenas de dulces y gaseosas, mesas de ping pong y billar, y hasta un ¡mini bar!

¿Nota algún común denominador en estos ejemplos? Pues yo sí y con ellos puedo hacer la siguiente conclusión:

“Compensar es el poder que tienen las personas para hacer propuestas, sentirse parte de un equipo, contar con la escucha de los jefes, saber que la empresa los valora, poder tomar los descansos necesarios e incluso llevar a la mascota al trabajo.”

En últimas, compensar se convierte en un concepto tan amplio y personalizable como se quiera. Con el Método Periplia justamente buscamos generar y aplicar distintas formas para compensar a los nuestros, para mejorar la oferta con la deseamos contribuir a las competencias y habilidades de cada persona. Por supuesto, cada organización requiere de su propia política de compensación y beneficios que responda a la naturaleza y expectativas del negocio, pero debe siempre contemplar el salario emocional.

En pocas palabras, compensar es pensar en la gente y en su bienestar. Es cuando una empresa le apuesta a la felicidad de sus equipos, que es sin lugar a dudas (como lo vimos en los ejemplos) la mejor inversión.